¿Ayudamos a Leo?

Ayer conocimos una historia bonita a través del Facebook de unos buenos amigos, Tony y Elena, y hoy queremos hacer algo especial con ayuda de todos/as.

Hoy vamos a subastar un mueble, un banco como el de la foto. Sí, sí, subastar, como lo oyes. Un banco tal cual, que también puede ser rosa si te gusta más, con su cajón para tesoros debajo del asiento, con sus reposabrazos, con maderita pintada… Un banco solidario para que te lo lleves a tu casa junto con una historia pegada con sus clavos y su cola invisible. ¿Contamos contigo? Sigue leyendo que te lo contamos todo. Porqué y cómo. O al revés.

¿Cómo puedes jugar?

Vamos a poner un precio de partida irrisorio para el banco, digamos de 50€. Ahí empieza la puja. Señores/as, ¡hagan sus apuestas! El plazo se cerrará el domingo a las 22,30 horas peninsulares.

La forma que tienes para pujar es dejando en este blog un comentario con tu propuesta de pago. Puedes pujar cuantas veces quieras, subir el dinero cuantas veces estimes necesario para hacerte con el banco y sabiendo que estás aportando a una buena causa (que ahora te contamos). El banco va a lucir de la leche en el cuarto de tus hijos/as, así que dale, dale, que tiene que ser tuyo. ¡Vamos!

Lo único es que, por motivos logísticos, estaría bien que en caso de quedarte con él, tuvieras un domicilio al que pudiéramos llevártelo que estuviera cerca de Madrid. Tu casa, la de tu madre, tu novio haciendo prácticas en la capital, la oficina de tu hermana… También podemos guardarlo hasta que vengas a buscarlo. Si tenemos que enviarlo por ahí, vamos a poner un collar al galgo más grande que él mismo, o algo así que dice el refrán. Queremos que todo lo recaudado vaya para la causa y gastarse una parte en gastos de envío nos daría mucha pena. ¡A no ser que haya un transportista entre la gente que nos esté leyendo y quiera colaborar altruistamente cerrando el ciclo perfecto!

¿Por qué lo subastamos?

Resulta que Leo es un renacuajillo hijo de Raquel, una amiga de Tony y Elena (y también hijo de su padre, claro, y hermano de Manuela, faltaría más). Leo es un chiquitajo que nació sin oír. Sin oír por fuera porque por dentro, parece que escucha la mar de bien.

Hace un tiempo se sometió a una operación para el implante de unos aparatos que le permitían recuperar parte de su capacidad auditiva pero la operación se ha complicado seriamente. Tal y como ellos explican «Leo ha sufrido tres seromas en el implante izquierdo en los últimos nueve meses. Hay incertidumbre sobre su origen, pero los médicos deben operarle para ver con claridad qué pasa, explantar el aparato y en unos meses sustituirlo por otro nuevo en buenas condiciones, para que Leo recupere algo de su audición lo antes posible«.

El problema de todo esto es que la Seguridad Social, con sus recursos cada vez más menguantes (hoy me voy a contener en hacer más comentarios por respeto a Leo), no da muchas soluciones más allá de la observación y la danza de la lluvia para ver si hay suerte y los espíritus evitan que se repitan los seromas y los riesgos asociados. O una eventual explantación del implante y la parte contratante de la primera parte y no volverlo a poner porque el programa que lo permitía se ha suspendido. Así es.

Pero yo os he dicho que esta era una historia bonita y lo es. Porque Leo está ahora mismo en la Universidad de Navarra, cogiendo fuerte las manos de sus padres y escondiendo en ellas las suyas chiquititas, para seguir mirando al futuro de frente. Y Manuela seguro que está con ellos, ahí o en casa, diciéndole a Leo que tiene que ser fuerte y que hay mucha gente que le quiere. Y ya hemos comentado que Leo no oye por fuera pero por dentro oye la mar de bien, así que estamos seguros de que lo ha escuchado perfectamente.

En el Hospital de Navarra se van a hacer cargo de todo y Leo, el aventurero, va a poder conquistar de nuevo la montaña de la audición que ya había conquistado, con su espada láser, su gorro de pirata, su sombrero de explorador o con sus orejas, que le sirven para volar. Eso seguro. Eso lo sabemos todos. Nos llegan noticias de que eso lo saben hasta en La China. Hemos recibido un telex que nos informan que en Mozambique también están enterados. Y por Twitter nos comentan que en Chile están también al tanto.

Nosotros no sabemos de bisturís pero nos encantan las historias bonitas como esta y queremos poner nuestro grano de arena para que Leo y su familia puedan costearse al menos una parte de esta aventura que han decidido abordar. Por eso vamos a subastar el banco y todo lo que recaudemos va a ir a la familia de Leo de forma íntegra.

Ayúdanos a conseguirlo. Puja, comparte, díselo a tus amigos/as, a tus familiares, pínchalo en tu Facebook, expande el mensaje.

¿Quieres saber más?

Para saber más del tema y estar al corriente de la historia de Leo, puedes seguir sus aventuras en un blog que han abierto sus padres. En él, además de contarte cosas preciosas, puedes encontrar en número de cuenta que tienen habilitado para hacerle una donación, si es que lo de la puja se te va de las manos:

Leopoldo Palacios Largo, BBVA 0182 5753 32 0201518072

Bueno, esperemos que la cosa vaya bien.