Hola, carpinteros y carpinteras. Llega la nueva entrega de los truquiconsejos de Picapino para convertiros en artesanos de la madera del mañana, un oficio que por otro lado os llevará a la gloria y a veranos en yates de lujo, de la mano de Valentino o Rodolfo Langostino. No hay más que vernos.
La clase de hoy, que cuenta para subir nota en el examen final, creo que cierra el ciclo de los ensamblajes a los que os hemos sometido como experimento psicológico terapéutico en los últimos posts de los jueves. Y para cerrar este grandioso temario, la guinda del pastel la pondrá el ensamblaje de dos piezas a media madera en cruz. Es más, tengo aquí un libro abierto que se llama Tecnología de la madera, que le costó al Sr. Picapino 3.000 ptas cuando estudiaba pero que sigue estando de rabiosa actualidad, que dice que esta técnica se utiliza cuando no se dispone de espacio para superponer las dos piezas, las cuales han de hallarse entre dos planos. A saber qué puñetas quiere decir eso porque con dicha definición, da por zanjado el asunto.
Nada mejor que dejarnos de libros sesudos y adentrarnos en la materia de hoy de la mano de una maestra que no sabe clavar un clavo recto y que cada vez que coge la lija, la caga (con perdón). Esa maestra soy yo y me dispongo a comenzar a interpretar los palabros que Javi me ha dictado por teléfono, algunos de los cuales dudo de su existencia tal y como los tengo escritos… A la one, a la two a la three. Allá vamos.
First of all, el material: fotico al canto.
Pie de foto por si acaso: serrucho, formón, lápiz, metro, escuadra, martillo blando (terminología propia, queriendo referirme a ese blanco que hay en la foto) y dos piecicas de madera.
Lo primero que tenemos que hacer es dividir el ancho de la madera en tres partes iguales y marcarlas con el lápiz. Para ello podemos ayudarnos del metro y la escuadra, como ha hecho Javi de manera profesional en esta foto. Como veréis, una la hemos de marcar en el extremo y la otra a media altura, o allá donde queramos ensamblar las dos maderas en cruz. En cuanto a la longitud de la marca, debemos hacerla del canto de la madera, que si no nos quedará grande (ya sé que me explico fatal, pero no tengo el horno para bollos hoy, parece ser).
El siguiente paso es quitar las partes que veis pintadas con el lápiz. En una de las maderas quitaremos dos tercios del grosor y en la otra, solamente un tercio, intentando por favor que sean alternas (¿se me entiende lo que quiero decir por alternas?). Para ello, usaremos la uña del meñique de la mano si somos chinos con un establecimiento ultramarino (perdón, comunidad china por el chascarrillo) o el serrucho y el formón, que ya os veía yo preguntándoos para qué sirve este instrumento. Mirad como lo hace Javi (advierto, va foto borrosa):
El resultado después del ejercicio de corte y escarbado debería ser el siguiente:
Lo que permitirá unir ambas piezas en un abrazo perfecto y eterno que ya le gustaría a Klimt, Gustav para los amigos. Ojo al dato:
Nota de la autora: no sé si os estáis preguntado para qué sirve el martillo blanco blando, pero yo sí que lo he hecho. Repasando mis notas y por un proceso de deducción que revela una inteligencia sin igual contenida en mi persona, he inferido que es para dar golpes al formón cuando estás haciendo el vaciado de la madera. A menor dureza a la hora de golpear, menor agresividad. Y aquí deseamos la paz mundial.
En fin, que como denota la calidad de las fotos, todas son nuestras y están registradas con la licencia teladoysonpatísilasquieres. Cada uno sabe lo que hace y no nos hacemos responsables de los daños que puedan ocasionar en los cibernautas.
Y por favor, si alguien consigue alguna vez hacer algo de lo que explico, que me lo diga. Llenará un gran vacío que hay en mi.